Pargís.
Resumiría mi viaje con estas dos fotos fotografías puesto que todo el mundo conoce a París como la ciudad del amor, dónde todo es precioso y maravilloso y caro, realmente caro. Dónde la gente sella su amor con un candado gigante que tarde o temprano hará, junto con cien más, que el puente se caiga al río Sena. Dónde el frío resulta agradable.


Con cansancio aún acumulado, pero sin notarlo, simplemente por comentarlo... puedo asegurar que a pesar de la breve estancia que hemos tenido, cuatro días únicamente, nos lo hemos pasado realmente bien.
Hemos intentado hacer lo habitual en los viajes como, ver monumentos, ver museos, ver exposiciones, ver la ciudad, conocer el metro e intentar salir de fiesta y ¡ah, sí! conocer gente, que nunca viene nada mal.
Comenzando por el vuelo, que sin duda sigue siendo una cosa que me fascina... Cómo te puedes orientar en mitad de la nada y sobretodo, cómo una cosa de unas tantas toneladas puede volar.

Conocer los pequeños detalles de la ciudad, aunque imposiblemente todos, me gusta. Cosas curiosas que a poca gente más le llamaría la atención. O simplemente te diría, porque sacas una foto a unas hojas iluminadas por una farola cuando tienes la Torre Eiffel detrás...

Quedarme prendado de un lacito de color rojo tendido en el suelo que Irene ha descubierto por mí.

Algo que me llamó la atención fueron las iluminaciones, con suerte o sin ella, hemos ido a París en vísperas de Navidad, lo que implica encontrarnos con adornos y lucecitas de colores que nos atraen como si fuéramos mosquitos que se dirigen a la luz ultravioleta de la jaula de la muerte. Sólo que no morimos, somos listos y evitamos chamuscarnos con las luces como si fuéramos mosquitos.
Y sí, las gaviotas y los cuervos (de los cuales no tengo fotos...) me han llamado mucho la atención, nunca he visto tantos... y sin duda fotografiar gaviotas y chocarte contra una señora no tiene precio. Soy patoso aquí y en otros mundos.


Sin duda no pudimos dejar de lado a los monumentos, aunque en algunos casos no nos dio tiempo a entrar y verlos por dentro, por arriba y por los lados, pudimos ver lo que nos interesaba. Pero yo no pude evitar fijarme más en la gente que los veía y capturaba la arquitectura y las maquetas de las arquitecturas con sus redes fotográficas, así que decidí fotografiarlos... sólo en algunos momentos... porque yo también fotografiaba las maquetas y los monumentos.



Cansados de tanto caminar, un día decidimos hacer lo que nosotros acabamos llamando, El día del metro, por la única y sencilla razón que estuvimos todo un día viajando de sitio en sitio, pero en metro. Lo bueno de todo esto es que podría decir que me se orientar por los laberintos subterráneos parisinos, aunque siempre con ayuda de Irene.

Conocer gente, conocer a una familia, conocer a un amigo de tía, y que vea tus fotografías...

Y volver a casa.

Gracias Ire!
Todas las fotografías Juan Carlos Calduch ©
París es tanto la ciudad del amor, como la de la luz. Utilizan demasiado ese elemento sea de día o de noche. Navidad o verano... Les encanta adornarlo todo con luces. Que el resultado es muy bonito de ver, pero el consumo energético tiene que ser descomunal.
ResponderEliminarBuenas fotos. Por un momento pensé que las pondrías todas xD.