Y mientras paseas con tu perra, ves la imagen. La fotovisualizas, la imprimes en tu mente y esperas veinte minutos a llegar a casa para coger la cámara, bajar, llegar al descampado, posicionarte en el sito más o menos dónde fotovisualizaste la escena, ver la imagen, colocar el trípode, la cámara encima del trípode, colocar bien las patas y sufrir mientras dejas la cámara sola ante la intemperie del aire. Temporizador y...
... Después intentas ajustar los colores de la imagen porque te gusta que el cielo sea un poquito más azul y, amplias.
Ves que no estas sólo, una señora te vigila desde la esquina del edificio porque simplemente se preguntará que coño hace ese chico corriendo delante de una cámara, poniéndose con los brazos abiertos en mitad de un descampado a casi las diez de la noche y espera ocho segundos para volver a echar a correr hacia la imagen fotografiada.
Es un pensamiento que no puedo tachar de verídico porque no he llegado a hablar con la señora de la esquina del edificio.
Pero lo que no sabe esa señora de la esquina es que, el encuadrar la imagen (empezando por la derecha) con la palmera iluminada, mi yo del pasado entre los dos coches aparcados, el contraluz del coche de la izquierda y el árbol gigante rodeado de edificios, que a su lado me parecen diminutos, era una escusa para fotografiarla a ella e inmortalizar este momento.
¿Que conclusión puedo sacar de esto?
Que no he firmado ninguna hoja en la que se exponga que yo, como fotógrafo, tengo el derecho a publicar una fotografía en la que sale la imagen de una señora en una esquina. Por lo tanto al subir esta imagen estoy expuesto a una denuncia por parte de la señora de la esquina.
Y que al igual que no me he fijado en esa esquina y he visto a la señora, tampoco me he fijado, hasta hoy, en el gigante árbol rodeado de edificios o tan sólo es que ha sido esta tarde cuando los elementos visuales se han unido y han formado en mi cabeza una imagen.
¿Y que más?
Pues que te puedes creer que lo de la señora es mentira porque al ampliar, los píxeles han creado una imagen que realmente no existe, pero tu cerebro le ha tenido que dar un sentido y ha sido el de la señora de la esquina.
Aunque también puede ser el de una caja de luz.
Quien sabe. Pero lo cierto es que me recuerda a una película que no se como se llama ahora mismo pero que he visto...

Juan Carlos Calduch ©
Te van a robar la cámara xD. Pareces un alien en mitad de la nada. Al final la señora solamente existía en tu imaginación y yo ya le había puesto nombre "Rogelia" xDDDDDDDDDDD
ResponderEliminarEn mi imaginación, quien sabe. Le has puesto un nombre por lo tanto ya puede existir, es más existe en tu mente. Pero a lo mejor es verdad y yo te he hecho creer que es mentira. Si, quien sabe.
ResponderEliminarMentira, todo mentira xDDDDDD
ResponderEliminar